Mientras recorre las calles de Cuba, seguido de cerca por cámaras discretas y vehículos oficiales que no se esfuerzan en pasar desapercibidos, Mike Hammer, jefe de misión de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, ha dejado en claro que no tiene intención de permanecer en silencio ni confinado a los recintos diplomáticos. Su presencia y declaraciones recientes subrayan un endurecimiento en la postura de EEUU frente al régimen cubano.
Diplomacia Activa y Escucha al Pueblo Cubano
Con una agenda que incluye reuniones con disidentes, familiares de presos políticos y ciudadanos comunes, el diplomático estadounidense se ha convertido en una figura incómoda para el gobierno cubano, que lo acusa abiertamente de fomentar la subversión. Hammer, por su parte, asegura que su única intención es “escuchar al pueblo cubano”, un pueblo que, según sus palabras, está desilusionado de una revolución que ya no convence ni a sus propios defensores.
“Incluso dentro de la gran maquinaria del Estado, lo que escucho es que la revolución ha fracasado. La responsabilidad no es de Estados Unidos. El pueblo sabe quiénes son los verdaderos culpables”, afirmó Hammer en una entrevista reciente. La presencia de Mike Hammer en espacios públicos no pasa inadvertida; reconoce sentirse constantemente observado y grabado. “Se ven los Ladas por todos lados. Sé que me están filmando”, dijo con naturalidad.
Más Presión y Sanciones: La Postura de la Administración Trump
Lejos de intimidarlo, esta vigilancia parece alimentar su determinación. Sabe que su actividad diplomática molesta a La Habana, pero no planea cambiar su estrategia. “No me preocupa. Lo que sí me llama la atención es cuando empiezan a movilizar gente para tratar de impedir que me mueva. Ahí hay que tener cuidado”, advierte.
Hammer dejó entrever que la administración Trump —de la cual se considera un fiel ejecutor de su visión sobre Cuba, según la fuente— está decidida a reinstaurar una política de presión contundente. Las recientes sanciones contra funcionarios cubanos por su participación en la represión interna son solo el comienzo. “Esta administración está determinada a sancionar a los represores. No puedo adelantar detalles, pero vienen más medidas”, subrayó, enfatizando el endurecimiento de la postura de EEUU frente al régimen cubano.
Política Migratoria Más Estricta y el Mensaje a los Represores
Esta posición del gobierno estadounidense también se refleja en la política migratoria. Hammer confirmó un enfoque más estricto en el otorgamiento de visas de reunificación familiar, con un mensaje claro: Estados Unidos no quiere a represores del régimen cubano caminando libremente por las calles de Miami. “No queremos ver a funcionarios del régimen tomando mojitos en South Beach”, dijo con tono tajante.
Esta postura firme también ha generado dudas y reclamos, con reportes de visas rechazadas a ciudadanos que, sin pertenecer al Partido Comunista, trabajaron para instituciones estatales. Hammer reconoce que pueden ocurrir errores, pero defiende el proceso de evaluación: “Nuestro equipo consular toma decisiones basadas en la mejor información disponible. Siempre se hace el mejor esfuerzo. Si hay errores, se revisan”.
Las declaraciones de Mike Hammer llegan en un momento de extrema tensión en la relación bilateral. Mientras La Habana lo acusa de injerencia, él responde con el argumento del compromiso con los derechos humanos y la libertad del pueblo cubano. “Mi labor es escuchar a todos. Como ellos reciben a su encargada de negocios en Washington, yo me reúno con quien quiera hablar conmigo”, enfatizó. El futuro de la política estadounidense hacia Cuba parece encaminarse hacia más sanciones, presión diplomática y un apoyo explícito a la oposición, con Hammer como una pieza clave en este nuevo ajedrez. Para información sobre la Embajada de EEUU en La Habana y sus actividades, se puede consultar su sitio oficial.