Un derrame de petróleo crudo en la antigua termoeléctrica José Martí, una instalación en desuso desde el año 2015, fue finalmente controlado este jueves en la zona industrial de Matanzas, Cuba. Aunque la emergencia inmediata parece haber sido contenida, el incidente ha puesto de manifiesto una preocupante cadena de negligencias acumuladas durante años y el peligro latente en infraestructuras energéticas abandonadas.
Equipos de la Unión Cuba-Petróleo (CUPET), bomberos y técnicos de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras trabajaron conjuntamente para extraer el crudo que se había filtrado desde uno de los tanques abandonados de la instalación. El combustible permanecía almacenado sin un destino claro ni vigilancia técnica adecuada desde hacía más de una década, dentro de una infraestructura metálica visiblemente corroída, obsoleta y ubicada en un entorno industrial altamente inflamable.

Una Bomba de Tiempo: Negligencia en la Antigua Termoeléctrica de Matanzas
La termoeléctrica José Martí fue cerrada hace aproximadamente 10 años sin que se procediera a la extracción completa del combustible almacenado en sus tanques. Román Pérez Castañeda, director técnico de la CTE Antonio Guiteras, mencionó que “se hicieron determinadas acciones” en su momento, pero estas resultaron insuficientes para evitar el derrame de combustible en la termoeléctrica de Matanzas ocurrido este jueves.
El crudo filtrado fue contenido en el cubeto del tanque afectado, donde se realizaron intensas labores para su extracción. Simultáneamente, se procedió a enfriar tanques cercanos pertenecientes a CUPET y se desplegaron equipos contra incendios como medida preventiva ante el riesgo de una combustión espontánea. Un detalle que evidencia la precariedad del sistema de respuesta fue que uno de los sistemas de bombeo no funcionó debido a fallas en la batería del motor, lo que obligó a un traslado de urgencia de piezas de repuesto.
Contención Improvisada y Riesgo Ambiental Persistente
Ante el temor de que el muro de contención principal no resistiera la presión del combustible derramado, se tuvo que improvisar una segunda barrera utilizando material rocoso. Esta medida de emergencia refleja la falta de mantenimiento estructural, el deterioro progresivo y el olvido en el que se encontraba una instalación cuya situación crítica no fue atendida ni prevenida durante años.
La termoeléctrica José Martí, que en su día fue un símbolo de eficiencia energética al ser la primera en utilizar crudo nacional, se ha convertido en un lamentable ejemplo más del deterioro generalizado del sistema energético cubano. La ausencia de protocolos adecuados de desmantelamiento y gestión de residuos peligrosos llevó a que la planta fuera abandonada con combustible en su interior, como si no existiera ningún riesgo asociado. Este episodio se suma al desastre ocurrido en la base de supertanqueros de Matanzas en 2022, lo que confirma un patrón sistemático de vulnerabilidad, improvisación y desidia en la gestión de infraestructuras críticas en la isla. Para información oficial sobre la gestión ambiental, se podría consultar al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA).