Un verdadero mazazo. Así ha caído la noticia para miles de venezolanos amparados bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos. La Corte Suprema ha avalado la postura de la Administración Trump en su intento por revocar este crucial beneficio migratorio, una decisión que podría tener consecuencias inmediatas y devastadoras para quienes dependen de este amparo para permanecer legalmente en el país. La incertidumbre y el miedo se apoderan de la comunidad venezolana con TPS en el limbo.
Reacciones y Temores de los Afectados por la Decisión sobre el TPS
“Venezuela sigue siendo un territorio hostil”, advirtió con firmeza José Colina, presidente de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex). Colina no solo cuestiona la decisión judicial, sino el mensaje que se estaría enviando desde Washington. “No importa lo que diga esta administración o lo que dicte un juez, allá no hay garantías para nadie que haya alzado su voz contra el régimen”, insistió.
Henyerbeth Márquez, un joven que llegó a Estados Unidos en 2022 cruzando la frontera sur, aún intenta procesar lo que esta decisión implica para su futuro. Su familia, que buscó refugio en Colombia escapando de la violencia en Venezuela, representa un pasado al que no desea regresar. “No me veo regresando a Venezuela”, afirma categóricamente. “Es contradictorio que te obliguen a volver a un lugar del que escapaste por miedo. Cuando uno solicita asilo es porque teme por su vida. Ese temor sigue ahí.”
El miedo es una constante para muchos beneficiarios del TPS para venezolanos, quienes ahora enfrentan un escenario legal en el que podrían perder su permiso de trabajo y enfrentar órdenes de deportación. La posibilidad de ser devueltos sin protección legal ha sembrado una profunda ansiedad, especialmente entre aquellos que han criticado abiertamente al régimen de Nicolás Maduro desde el extranjero.
“Muchos de estos exiliados han sido muy activos en redes sociales. Han denunciado violaciones de derechos humanos, han pedido sanciones, han apoyado movimientos de oposición”, recordó José Colina. “Y eso los hace blanco si regresan. Nadie que haya hecho eso está seguro en Venezuela.” A pesar de la gravedad, Colina señala que no se esperan grandes manifestaciones, «porque muchos están indocumentados, con miedo, sintiéndose desprotegidos. Por eso es momento de que los líderes alcen su voz”.
Vías Legales y la Búsqueda de Soluciones Duraderas para los Venezolanos con TPS en el Limbo
Aunque la decisión de la Corte Suprema representa un duro revés, no es necesariamente el final del camino judicial, advierte la abogada de inmigración Rosaly Chaviano. “Todavía hay vías abiertas. Pero la gran pregunta es: ¿qué pasará con estas personas mientras tanto? ¿Cómo sobreviven?”
Chaviano recomienda encarecidamente que quienes aún tienen TPS vigente evalúen otras rutas legales disponibles, como el asilo político, solicitudes de parole humanitario, peticiones familiares o incluso el patrocinio laboral. “Hay que actuar pronto. No esperar a que se agote el tiempo”, aconseja la experta. Para información oficial sobre el TPS, se puede consultar el sitio del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS).
Mientras se aguardan nuevas decisiones judiciales o políticas, crece la presión por encontrar una solución duradera para estos venezolanos con TPS en el limbo. “La única salida estable es que el TPS se convierta en una ley federal”, sostiene Colina. Esto implicaría que el Congreso apruebe una legislación que brinde protección a los venezolanos sin depender de los vaivenes políticos de cada administración.
El Interrogante de Fondo: ¿Es Venezuela un País Seguro para Regresar?
En el trasfondo de todo este debate legal y humanitario persiste una pregunta que los tribunales estadounidenses aún no han respondido de forma categórica: ¿Es Venezuela un país seguro al que se puede regresar? Para quienes han huido, la respuesta es clara y contundente. Las historias de persecución, detenciones arbitrarias, censura y represión continúan siendo parte del sombrío relato diario del país caribeño.
“Decirle a alguien que regrese a ese lugar es no entender la tragedia que viven millones de venezolanos”, concluye Henyerbeth Márquez. Por ahora, las alarmas siguen encendidas y, para muchos, el reloj avanza inexorablemente sin ofrecer respuestas claras ni alivio.