Un cargamento con alimentos y medicinas, donado por la Arquidiócesis de Miami, llegó a Santiago de Cuba para apoyar a las diócesis orientales, en medio de una creciente dependencia del régimen cubano de la asistencia externa.
Un vuelo cargado de ayuda humanitaria proveniente de la Iglesia Católica de Estados Unidos aterrizó este domingo en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo de Santiago de Cuba. El cargamento, que contiene alimentos y medicamentos, está destinado a las diócesis del oriente del país, las más afectadas tras el paso del huracán Melissa, y representa un gesto de solidaridad en un momento de profunda necesidad.
La información fue difundida a través de redes sociales por el periodista oficialista José Emilio Oliveros Seisdedos, quien detalló que la donación fue entregada por el padre Richard Vigoa, en representación de la Arquidiócesis de Miami. La ayuda está dirigida específicamente a las diócesis de Guantánamo, Santiago de Cuba, Bayamo-Manzanillo y Holguín, regiones donde la Iglesia mantiene redes de apoyo comunitario que asisten a familias damnificadas y grupos vulnerables.
Una Respuesta que Evidencia la Crisis Interna
En la recepción de la ayuda estuvieron presentes Monseñor Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, y Madelaine Cortés Barquilla, directora de Comercio Exterior e Inversión Extranjera del gobierno provincial. La llegada de este cargamento subraya la crítica situación que vive la región oriental y la creciente dependencia del gobierno cubano de la ayuda externa para suplir necesidades básicas, dada su limitada capacidad de respuesta interna.
Esta entrega se suma a un esfuerzo humanitario más amplio coordinado por agencias de la ONU, que han activado un Plan de Acción por 74 millones de dólares para asistir a más de un millón de cubanos afectados. Organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), UNICEF y la OPS están distribuyendo alimentos básicos e instalando generadores eléctricos y sistemas de energía solar en comunidades y centros de servicios.
Mientras el gobierno cubano lucha por reconstruir infraestructuras críticas y atender a la población, la ayuda internacional —tanto religiosa como multilateral— se ha convertido en un pilar indispensable para la supervivencia de miles de familias en el oriente del país, revelando una vez más la profundidad de la crisis sistémica que atraviesa la isla.














