La ciudadanía acoge con esperanza el anuncio de Marco Rubio, pero exige que la asistencia llegue directamente al pueblo, evitando la intermediación estatal.
El ofrecimiento de ayuda humanitaria por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado una ola de reacciones entre los cubanos, caracterizada por una mezcla de esperanza y profunda desconfianza. Tras el anuncio del secretario de Estado, Marco Rubio, quien aseguró que la asistencia «estará dirigida directamente al pueblo cubano, y no al régimen», miles de ciudadanos dentro y fuera de la isla expresaron su apoyo a la medida, pero insistieron en la necesidad de que la ayuda evite las estructuras gubernamentales.
En redes sociales, los comentarios fueron elocuentes: «Este sí es un verdadero gesto de humanidad», escribió una usuaria. Otro fue más directo: «Que sea la ayuda directo al pueblo, porque si se la dan a la dictadura esa se la cogen ellos y la venden también en dólares». Muchos ven en esta ayuda una oportunidad vital para las provincias orientales, devastadas por inundaciones, cortes de comunicación y la pérdida de viviendas. No obstante, persiste el recuerdo de ocasiones anteriores en que el gobierno cubano ha rechazado la ayuda estadounidense, lo que alimenta el temor de que este ofrecimiento pueda ser declinado, dejando a la población una vez más en el desamparo.














