Cerrado desde 1989, el Otrora Majestuoso Edificio es Ahora un Refugio de Ratas y Aguas Albañales, un Símbolo del Abandono Institucional al Patrimonio
El Teatro Musical de La Habana, un edificio cargado de historia en la esquina de Consulado y Virtudes en Centro Habana, se erige hoy como un triste y elocuente símbolo del abandono al que está condenado gran parte del patrimonio cultural cubano.

Cerrado al público desde 1989 debido a graves problemas estructurales, el teatro no ha recibido en más de tres décadas ningún esfuerzo serio de restauración.
Lo que en su día fue un vibrante centro de las artes escénicas, inaugurado en 1959 como Teatro Alhambra y renombrado en 1962 como Teatro Musical de La Habana, es ahora un esqueleto en ruinas.



En su interior, el deterioro es absoluto: el lugar está invadido por ratas y cucarachas, mientras que tuberías rotas desbordan aguas albañales que se acumulan entre montañas de basura.


Vecinos y transeúntes denuncian constantemente que este foco de insalubridad representa un riesgo sanitario para toda la comunidad.



La ruina de este emblemático teatro no es un caso aislado, sino un ejemplo flagrante de la desidia institucional y la incapacidad del Estado para conservar y proteger los bienes culturales que, irónicamente, forman parte de la identidad y la memoria de la nación.














