Un momento incómodo empaña la firma de un pacto estratégico entre EE.UU. y Australia para contrarrestar el dominio chino en suministros críticos
En un momento de palpable tensión diplomática, el presidente Donald Trump confrontó al embajador australiano Kevin Rudd durante la firma de un acuerdo multimillonario sobre minerales críticos con el primer ministro Anthony Albanese.

«¿Un embajador dijo algo malo sobre mí?», preguntó Trump, dirigiéndose a Albanese. Cuando se le indicó que Rudd, sentado frente a él, era la persona en cuestión, Trump lo interrumpió y sentenció: «No me gustas tú tampoco. No. Y probablemente nunca lo haré».

La incómoda escena contrastó con la importancia del acuerdo firmado, que compromete 2.000 millones de dólares en inversiones conjuntas para minar y procesar minerales de tierras raras, esenciales para la tecnología moderna, con el objetivo explícito de reducir la dependencia de China, que controla más de dos tercios del suministro mundial. Rudd, ex primer ministro australiano, había calificado en el pasado a Trump como el «idiota del pueblo».














