La llegada de un gobierno pragmático a La Paz podría revisar los acuerdos de la era Morales y aislar aún más al régimen de La Habana
Bolivia ha emprendido un giro político decisivo con la elección de Rodrigo Paz Pereira como nuevo presidente, poniendo fin a casi dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS). Este cambio no solo transforma el panorama interno boliviano, sino que tiene implicaciones directas para la geopolítica de la región y, en particular, para el régimen cubano.
Durante los gobiernos de Evo Morales, Bolivia fue un pilar del llamado «eje progresista» y un aliado clave de La Habana. La nueva administración de Paz, que promete un enfoque pragmático centrado en «capitalismo para todos» y la atracción de inversiones, podría revisar los acuerdos de cooperación firmados en esa era, algunos de los cuales, como ciertas rutas aéreas no rentables operadas por Boliviana de Aviación hacia Cuba, han generado cuantiosas pérdidas.
Este realineamiento representa una pérdida significativa de respaldo diplomático y económico para Cuba en un momento de máxima vulnerabilidad. Además, simboliza un alejamiento regional del socialismo del siglo XXI, enviando un mensaje claro a La Habana: su red de aliados se reduce, incrementando su aislamiento internacional en un contexto de crisis interna sin precedentes.














