Una combinación de sequía extrema, fallas eléctricas crónicas y equipos dañados mantiene a miles de familias dependiendo de camiones cisterna en medio de una crisis nacional.
Más de cinco meses sin recibir una sola gota de agua por las tuberías. Esta es la dramática realidad que enfrentan numerosas comunidades de la ciudad de Holguín, donde la sequía prolongada, agravada por fallas técnicas y logísticas, ha colapsado el sistema de abastecimiento. Juan Mario Echevarría, delegado provincial de Recursos Hidráulicos, reconoció la gravedad: «Este año ha sido el más difícil para el abasto de agua a la población».
El problema no es solo la falta de lluvias. Aunque las precipitaciones recientes beneficiaron a otras zonas de la región oriental, las fuentes que abastecen a Holguín permanecen críticas. Además, el grupo electrógeno principal necesario para bombear agua desde el embalse de Cacoyugüín hasta la planta potabilizadora está dañado, y las reparaciones no tienen fecha de conclusión. «Demoramos seis horas para bombear el agua… y no se puede garantizar la energía eléctrica para que se trabaje ese período continuamente», explicó Echevarría.
Mientras, el presidente Miguel Díaz-Canel prometió en una reunión en La Habana priorizar el suministro para los más afectados, aunque más de 400,000 familias en todo el país, según cifras oficiales, continúan sin acceso regular al agua. La crisis refleja el profundo deterioro de la infraestructura hidráulica nacional, donde inversiones millonarias no logran revertir un colapso que define el día a día de millones de cubanos.














