Un edificio colapsó en la céntrica calle Belascoaín entre Ánimas y Laguna, en Centro Habana, añadiendo otro capítulo a la crítica situación de deterioro habitacional que afecta a la capital cubana. Aunque hasta el momento no se han confirmado víctimas mortales, el incidente ha generado alarma entre residentes de la zona.
El derrumbe se produce en un contexto donde miles de familias habaneras viven en condiciones de hacinamiento en inmuebles con más de un siglo de antigüedad y sin mantenimiento estructural adecuado. Barrios como Centro Habana, La Habana Vieja y San Leopoldo exhiben numerosos edificios apuntalados precariamente, con fachadas que muestran grietas profundas y estructuras comprometidas.
La frecuencia de estos colapsos – varios con resultados fatales en los últimos meses – contrasta con la escasa transparencia oficial sobre estadísticas y planes de prevención. Mientras el gobierno destina importantes recursos a proyectos turísticos, la población reclama soluciones concretas a una crisis habitacional que pone en riesgo vidas humanas a diario.
Este último derrumbe sirve como recordatorio de que detrás de cada edificio en ruinas hay familias cubanas cuya seguridad depende de acciones urgentes y efectivas, más allá de las consignas













