Nuevos y estremecedores detalles judiciales han emergido en el caso de Laken Snelling, la animadora de la Universidad de Kentucky acusada de ocultar el cuerpo de su bebé recién nacido en un armario. Según declaraciones que realizó al personal médico un día después de dar a luz, Snelling habría admitido que el bebé nació vivo y que incluso escuchó que gemía antes de meterlo en una bolsa de basura.

Esta confesión marca un giro radical respecto a su declaración inicial a la policía, donde afirmó creer que había dado a luz a un feto sin vida. Los documentos obtenidos por el medio estudiantil Kentucky Kernel indican que Snelling, de 21 años, relató a los médicos que el recién nacido mostró «ligeros movimientos fetales» y emitió un sonido, tras lo cual «supuso» que estaba vivo. La policía alega que la joven, miembro del equipo de especialistas en acción, tomó fotografías durante el parto pero luego las borró en un intento de ocultar el nacimiento.

El descubrimiento del cuerpo a término se produjo gracias a la alerta de su compañera de cuarto, quien, tras escuchar ruidos sospechosos durante la madrugada del 27 de agosto, revisó la habitación de Snelling después de que esta saliera a clase. Snelling había declarado inicialmente que, tras dar a luz en el suelo de su habitación, se desmayó y cayó sobre el bebé. Al despertar, lo vio con coloración azulada y, creyéndolo muerto, lo envolvió en una toalla «como un burrito» y se acostó junto a él para buscar consuelo. Posteriormente, lo colocó en una bolsa de basura dentro del armario, limpió los rastros de sangre y se dirigió a su automóvil, donde pidió comida rápida antes de regresar a la residencia y ser arrestada. Sus compañeras habían sospechado del embarazo, aunque Snelling lo mantuvo en secreto.













